Luz del sol sobre la pradera, susurros del viento en el mar, y la flor que brota en la tierra, trae vida al amargo hogar. Con el aroma fresco y puro, y el canto del ave al llegar, se despiertan en cada fulgor los ecos de un mundo en paz.

Oh, naturaleza, dulce y sincera, te celebro en mi verso inmortal, los ríos, montañas y llanuras son la esencia de lo divinal.

  • Ángel de Saavedra Duque de Rivas